viernes, 24 de abril de 2009

El mundo de los dioses de barro... Argelia





“Y esas llanuras que remolineaban al sol y en el polvo, esas colinas peladas y cubiertas de hierbas quemadas, me ponían en contacto con una forma despojada y sin atractivos de ese gusto de la nada que llevaba en mi. Este país me rebotaba a mi más profunda mismisidad y me colocaba frente a mi angustia secreta
En alguna que otra ocasión tratamos de contarle a un amigo cercano de que se trata un libro que hemos acabado de terminar y que nos ha encantado. La narración suele ser vaga y un poco triste porque mutilamos gran parte de su contenido y nos preocupamos solamente por los rasgos más generales, pero a fin de cuentas la idea general ha quedado expuesta y eso es lo que importa.
Pues bien: por primera vez en mucho tiempo, tengo en mis manos una serie de narraciones idílicas (porque no podrían tener un adjetivo que las describiera mejor) que lejos de ser contadas e incluso leídas, solo pueden ser experimentadas. Desprevenidamente las comenzamos a leer como parte de un trabajo obligado, y terminamos por darnos cuenta, a medida de que pasamos las hojas, que este libro debe ser consignado en nuestra biblioteca, cueste lo que cueste. Leanse el libro de Albert Camus en el que habla de su pais, de su tierra, de sus origenes... Argelia,